TELEVISION EN BUENOS AIRES

A partir de su llegada a Buenos Aires en 1966, Luis Politti comenzó a hacer "bolos" en televisión, pequeños papeles con o sin parlamentos que no alcanzaban para subsistir, por lo que mientras tanto tenía que ganarse la vida haciendo todo tipo de trabajos, desde cargar bolsas en el puerto a planchar sombreros en una tintorería.

 LAS GRANDES NOVELAS

 A partir de 1970, Politti se suma al elenco de "Las grandes novelas", el programa que dirigía Sergio Renán en Canal 7 que, basándose en las grandes novelas de la literatura universal, reunió a muchos de los mejores actores de aquel entonces, entre los que se contaban, además del propio Renán, Héctor Alterio, Walter Vidarte, Luis Brandoni, Victor Laplace, Ana Maria Picchio, Cipe Lincovsky, Ulises Dumont, Gianni Lunadei, Jorge Mayor, China Zorrilla, Susana Lanteri, Juana Hidalgo y Elena Tasisto, además de otros actores que participaban como invitados, como fue el caso de Susana Rinaldi y Osvaldo Terranova. Politti encarnó a Borges en "El Aleph", adaptada por Paco Urondo. En una entrevista que Dionisia Fontán le hizo a Politti para la revista Siete Dias y que se publicó el 7 de agosto de 1975, éste recordaba asi su paso por el programa: "en aquella época yo tenía dificultades para adaptarme a los porteños, y no porque fueran gente mala o engrupida, como a veces se piensa en el interior. El problematizado era yo: diez años atrás era más rígido, y ser asi te perjudica en todos los órdenes. Recuerdo que con Renán tuvimos unas discusiones bárbaras: yo me empecinaba en respetar los textos tal cual estaban traducidos, con todo que a menudo las traducciones no eran buenas. Me equivoqué mucho y fulero, sobre todo en lo personal". Desgraciadamente es imposible ver el trabajo de Politti en este programa que hizo historia en la televisión argentina. Todo el material fue borrado cuando se decidió utilizar los tapes para grabar "Almuerzos deportivos" con José María Muñoz.

Gabriel Lerman        

 ROLANDO RIVAS, TAXISTA

 En 1972, el autor y libretista Alberto Migré creó el teleteatro "Rolando Rivas, taxista", que significó un hito en el género. Protagonizada por Claudio García Satur (Rolando Rivas) y Soledad Silveyra (Mónica Helguera Paz), la telenovela emitida por Canal 13 paralizaba literalmente al pais todos los martes a las diez de la noche. Sin apartarse de códigos y reglas -él, un muchacho de barrio, taxista; ella, única heredera de una acaudalada familia-, Migré incorporó elementos nitidamente porteños y tangueros, en el marco de un contexto político y social que se vivía por aquel entonces. En el curso de la trama, el severo padre de Mónica Helguera Paz, interpretado por Luis Politti, era asesinado por un hermano del protagonista -incorporado a la guerrilla- quien también fallecía en el tiroteo. El elenco contaba -además de los nombrados- con Guillermo Rico, Dorys del Valle, Leonor Benedetto, Antuco Telesca, Beba Bidart, María Elena Sagrera, Lalo Hartich y Pablo Codevila, entre otros. El éxito descomunal del ciclo extendió su emisión durante 1973 -un año más de lo previsto- aunque Soledad Silveyra decidió alejarse en esta segunda etapa. La protagonista femenina, entonces, fue Nora Cárpena, y se sumaron las incorporaciones de Santiago Gómez Cou, Eva Dongé y Marcelo Marcote. *

 

Tomado de "Luis Politti: cadencias y otros cielos",
Fabián Stolovitzky, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1995

 * La muerte del personaje de Politti en "Rolando Rivas, taxista", se supo después, respondió a cuestiones prácticas y no argumentales. Cuando el actor reclamó un aumento de sueldo, esto derivó en un enfrentamiento con la producción, que decidió sacarlo del programa.

G.L    

EL MARTIN FIERRO

La televisión seguía reclamando a Luis Politti, y él deambulaba de un canal a otro para sumar experiencias y mantener una cierta tranquilidad económica. El lunes 19 de mayo de 1975, la Asociación de Periodistas de Televisión y Radio de la Argentina (APTRA) distinguió a Luis Politti con el Premio Martín Fierro como Mejor Actor de Reparto por la temporada del año anterior. "Naturalmente, me puso muy contento enterarme que estaba nominado, y la noche del teatro Astral me trajo cierta excitación. Resulta que la ceremonia, quizás excesivamente larga, aumentó mis nervios. Cuando el cómico uruguayo Ricardo Espalter, a quien premiaron por su personaje Toto Paniagua, confesó publicamente que no podía tenerse en pie porque de la emoción le temblaban las rodillas, me pareció que exageraba. Hasta que me tocó el turno: entonces, no bien escuché mi nombre, empezaron a temblarme las rodillas también a mi. Extrañamente, sentía una opresión en el pecho y me costaba hablar; estaba más nervioso que en día de estreno".

Politti fue una de las figuras más aplaudidas de la noche, a pesar del clima de duelo que se vivía por aquellas horas tras el reciente fallecimiento del bandoneonista y compositor Anibal Troilo.


Tomado de "Luis Politti: cadencias y otros cielos",
Fabián Stolovitzky, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1995

OTROS TRABAJOS 

En su curriculum Politti incluía participaciones en los siguientes programas: "Las tres caras de Malvina" de 1963, protagonizada por Malvina Pastorino, 'Teatro universal" entre el '66 y el '67, "Yo compro esta mujer" del '68 con Gabriela Gili y Sebastián Vilar, en donde tenía el papel de Portela, una versión televisiva de "Martin Fierro" dirigida por David Stivel,  "Alta comedia", "Historias de medio pelo" del '74, una versión televisiva de "El inglés de los güesos" de Benito Lynch que se hizo en el '75 y "Alguien como usted", del mismo año.

G.L    

DE LA PANTALLA GRANDE A LA PANTALLA CHICA

Durante la dictura militar existió censura previa no sólo en cine sino en toda manifestación artística, en los medios de comunicación, en centros de estudios, en todos los lugares donde existiese algún ser pensante que no se quisiera dejar avasallar.
En televisión aparecieron las "listas negras" que incluían -citamos algunos- a Héctor Alterio, Marilina Ross, Oscar Ferrigno, Norma Aleandro, María Vaner, Inda Ledesma, Luis Politti, Cipe Lincovsky; hasta se dice en los medios televisivos que el hecho de no aparecer en pantalla varios de los más celebrados reyes del café concert, se debió a las acusaciones de homosexualidad que pesaban sobre ellos. En Canal 9 se hizo por entonces una "razzia" que eliminó -por presunciones de homosexualidad- a plantel artístico, técnicos y operarios.

Los autores de televisión tenían listas de prohibiciones que incluían el aborto, sexo, suicidio, infidelidad, divorcio, drogas, anticonceptivos, homosexualidad... y curas y militares.
La televisión hecha en el país fue celosamente censurada porque su poder de penetración en los hogares es abrumador.
Si algún autor objetaba tímidamente "pero en tal serie extranjera hay divorciados" (o drogas, o suicidio o lo que fuere) se le respondía que eso era "afuera", pero que en el país no existían tales cosas. El mal ejemplo era de "los otros". Nosotros éramos un país-jardín-de-infantes.
La radio tenía las mismas prohibiciones que la televisión. En la radiofonía se hacía notar más -por la índole misma de los programas- la restricción a temas musicales. Semanalmente llegaban a las emisoras las listas de prohibidos, ya fuese por su militancia política o por sus temas. Entre otros fueron acallados Mercedes Sosa, Horacio Guarany, Víctor Heredia, Joan Manuel Serrat, los cubanos, Piero...
En el teatro la censura no fue tan rígida, y habría que preguntarse si ello se debió a la censura previa, a la autocensura, a los autores prohibidos por los que ningún productor arriesgaba nada, o al hecho de que al ser una manifestación que no concita tanto público hubo más distensión.
Existió, sin embargo, una modalidad que poco a poco fue desapareciendo: el monólogo político del teatro de revistas. Los memoriosos recordarán con nostalgia a los grandes monologuistas políticos como Pepe Arias, Dringue Farías o Adolfo Stray. Con el avance de los gobiernos totalitarios esta modalidad desapareció, quedando el teatro de revistas en la mera exposición de cuerpos y en un humor subido de tono, rozando casi en lo escatalógico. Y sin embargo la revista no fue tocada por eso, a pesar de los sofocones de los censores ante todo lo que significara desnudo o doble intención.
Ya vimos, al referimos a los filmes con Isabel Sarli como protagonista, que el desnudo era sinónimo de pornografía para el censor.

                                                               Del programa "Yo fui testigo", 1986   

 

 

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