BIOGRAFIA

Nació en Mendoza, el 8 de abril de 1933.

Al tiempo de realizar sus estudios secundarios, siguió los de piano, trompeta y contrabajo en la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Cuyo.

Como también anidaban en él inquietudes de actor, el director de dicho establecimiento lo recomendó a Galina Tolmacheva –notable maestra de arte dramático que había sido alumna de Konstantin Stanislavsky y de su discípulo dilecto, Fedor Komisarjévsky-, con quien estudió cuatro años en la Escuela Superior de Arte Escénico de la Universidad Nacional de Cuyo.

En 1966, viajó a Buenos Aires, becado por Fondo Nacional de las Artes y a poco de su arribo, Pedro Escudero lo incorporó al elenco de “El vicario” de Rolf Hochhuth; breve tiempo después, debutó en televisión con un pequeño papel en “Las tres caras de Malvina”.

De 1968 a 1973, integró el elenco estable del Teatro Municipal Gral. San Martín, donde dio muestras de su valía en piezas tales como “La cabeza del dragón” y “Romance de lobos” de Ramón de Valle Inclán; “Ivonne, princesa de Borgoña” de Witold Gombrowicz; “Macbeth” de Shakespeare y “Antígona Vélez” de Leopoldo Marechal, por citar sólo algunas de las once en que se registra su nombre en ese período.

Su ingreso en nuestro cine se produjo con “Turismo de carretera”  (Rodolfo Kuhn, 1968). Más tarde, se destacó en forma especial como el verborrágico Vignale de “La Tregua” (Sergio Renán, 1974); el médico provinciano de “Boquitas pintadas” (Leopoldo Torre Nilsson, 1974); el resero Remigio Calamaco de “Los gauchos judíos” (Juan José Jusid, 1975) –que significó el Premio al Mejor Actor de ese año otorgado por la Prensa Latina de Nueva
York- y el desesperado padre de “No toquen a la nena” (Jusid, 1976).

Sus restantes participaciones para el cine argentino fueron: “Los traidores” (Raymundo Gleyzer, no estrenada comercialmente) -1971/72-; “Luces de mis zapatos” (Luis Puenzo) -1973-; “Los golpes bajos” (Mario Sábato) -1974-; “La Raulito” (Lautaro Murúa), “La guerra del cerdo” (Torre Nilsson), “Solamente ella” (Lucas Demare), “La película” (Jose María Paolantonio), “Tiempos duros para Drácula” (Jorge Darnell, inédito, en coproducción con España) -1975-.

Los hechos políticos vividos en nuestro país a partir de marzo de 1976 determinaron su exilio en México, pero diversos inconvenientes originados por su condición de extranjero, le impidieron continuar allí su carrera. Por mediación de Lautaro Murúa, pudo proseguirla en España, donde al tiempo de su llegada fue prontamente reconocido por sus innegables condiciones histriónicas.

Entre sus incursiones para el cine peninsular se cuentan: “Las Truchas” (José Luis García Sánchez), “La escopeta nacional” (Luis García Berlanga) -1977-; “Hierba salvaje” (Luis María Delgado), “Con uñas y dientes” (Paulino Viota), “El corazón del bosque” (Manuel Gutiérrez Aragón) -1978-; “Tierra de rastrojos” (Antonio Gonzalo), “F.E.N.” [Formación del Espíritu Nacional] (Antonio Hernández), “Cuentos eróticos” (episodio: La Tilita de Josefina Molina) -1979-; “Sus años dorados” (Emilio Martínez-Lázaro), “El hombre de moda” (Fernando Méndez-Leite), “Dedicatoria” (Jaime Chavarri) y “El nido” (Jaime de Armiñan) -1980-, donde brindó un excelente trabajo en memorable dueto interpretativo junto a Héctor Alterio.

Para la televisón española participó –entre otro trabajos- en “Rosaura a las diez” de Marco Denevi; “Esta noche, tampoco” de José López Rubio y se lució especialmente por su brillante personificación del borrachín Alfred Doolittle con “Pigmalión” de Bernard Shaw, junto a Marilina Ross y con dirección de José Antonio Páramo (1979).

Complicaciones derivadas de una hepatitis mal curada, culmina con su repentino fallecimiento, en la Clínica de Nuestra Señora de la Concepción, de Madrid, el 14 de julio de 1980. Sin embargo, no son pocos sus compañeros argentinos, residentes en Madrid en aquel tiempo, que afirman que el actor murió de tristeza a causa del forzoso alejamiento de su patria. En el libro “Héctor Alterio” de Hugo Paredero, el protagonista de La historia oficial se refiere al hecho diciendo: “¿Cómo murió? Se dice que por una hepatitis mal curada, pero si esa hepatitis, o lo que tuvo, le hubiera ocurrido en su país, estoy seguro que Politti no se habría muerto. Se entregó. Un dolor de cabeza, aquí te lo curás con una aspirina, pero un dolor de cabeza allá a lo mejor te puede producir una mandarina en el bocho. Quizá no fue así, pero yo me inclino a pensar que parte de esa angustia suya contribuyó a su muerte”.

Su única labor escénica en España –que resultó ser su actuación póstuma- la cumplio en abril de 1980 en el Centro Dramático Nacional María Guerrero, de Madrid con “Motín de brujas”, del catalán Josep Maria Benet y su elenco de primerísimas actrices: Carmen Maura, Marisa Paredes, Julieta Serrano y María Asquerino. Precisamente esta última, poco tiempo después de su muerte, publicó en el diario El País, de Madrid, una carta abierta al actor, que es una emotiva y fraterna síntesis de los sentimientos que Politti despertó en sus colegas españoles, y que concluía diciendo: “¿Por qué te has ido compañero del alma, tan temprano, yo sé que... no sé, en otro sitio, en otro lugar, algún día volveremos a hacer otra función u otra película. Seguro que no tardaremos mucho”.

Tomado de “De Gardel a Norma Aleandro: diccionario sobre figuras del cine argentino
en el exterior
”,  Mario Gallina, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1999.

 

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